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La adolescencia en Estados Unidos, ha tenido un cambio significativo. En los años 90’ los principales problemas de los jóvenes se desarrollaban alrededor del alcoholismo, los embarazos adolescentes y el cigarrillo.

Actualmente, existe una nueva preocupación: las crecientes tasas de trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad. Esta situación se intensificó con la pandemia de  Covid-19 y el uso excesivo de las redes sociales.

La iglesia tiene la responsabilidad de ser luz en estos casos y los seguidores de Jesús deben estar preparados para responder con bases bíblicas y científicas a los desafíos que presentan los trastornos mentales.

Es por esto que debes saber lo siguiente:

1. Un joven cristiano puede padecer desórdenes mentales.

Los seres humanos, cristianos o no, somos seres tripartitos, es decir, tenemos articulados el cuerpo, el alma y el espíritu. Si alguna área está afectada se verá reflejada en las demás.

Es por esto que no podemos limitarnos a solo contestar ante un trastorno mental con las frases “debes orar más”, “¡Alégrate en el Señor!”, o “confía más en Dios”. Por supuesto esto se debe hacer, pero debemos entender que el/la joven necesita atención profesional en el cerebro y en su cuerpo.

2. Los desórdenes mentales no necesariamente tienen que estar relacionados con pecados.

“Y pasando Jesús, vió un hombre ciego desde su nacimiento. Y sus discípulos preguntaron: Rabbí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciese ciego? Respondió Jesús: Ni éste pecó, ni sus padres: Nació así para que en él se manifiesten las obras de Dios”. Juan 9, 2-3.

Al igual que en la persona con discapacidad visual, en muchos jóvenes Dios se manifiesta con obras para glorificarse.

3. Los desórdenes mentales no justifican el pecado de los jóvenes.

Algunas personas consideran que un desorden mental justifica el actuar de manera pecaminosa sin sufrir las consecuencias y es incorrecto pensar de esta manera.
Las personas deben  saber que todo actuar tiene efectos y se debe asumir tal responsabilidad.

4. Si sufres un desorden mental NO estás solo/a.

Acércate a alguien maduro y de confianza, que pueda guiarte en la búsqueda de un profesional.
La iglesia debe ser luz y guía para jóvenes y jovencitas que atraviesan desórdenes mentales.
Al igual que tú, hay miles de personas que atraviesan las mismas situaciones.

“…manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos”.
1 Pedro 5:9


5. Es necesidad evaluar nuestra propia condición.

¿Estás viviendo estrés constante? ¿Te sientes solo?

Es momento de que busques ayuda y la paz que Dios ofrece. No es un camino fácil, pero con una comunidad confiable será mucho mejor.

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