¡Síguenos en nuestras redes sociales!

«Estar con John era todo lo que deseaba, a pesar de lo conflictiva que había sido la relación por la inmadurez y las inseguridades». Recuerda Sara. «Esa era la única oración que hacía constante y fervientemente, repitiendo aquel versículo que tanto había escuchado en la iglesia y al cual me aferraba: “Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y él lo hará”» «Luego de unos años, del crecimiento y las reflexiones que trae la vida en Cristo, me pregunto, ¿en verdad estaba deleitándome en Dios en ese momento y no en una relación inestable?
¿Realmente estaba confiando en su voluntad y dejando todo en sus manos?

¿Son correctos nuestros deseos?

Cuántas veces nos hemos encontrado en esa posición donde queremos que Dios responda afirmativamente a nuestras oraciones y pareciera que Él no concede lo que queremos, aun cuando esas cosas no son pecaminosas o necesariamente malas para nosotras/os?
¿Te has encontrado en la posición de Sara? o tal ves has tenido afán en situaciones como:

- Casarte o tener hijos.
- Qué te acepten en cierto trabajo, universidad o beca.
- Ser sano/a de una difícil y molesta enfermedad.
- Hacer algo especial por Jesús.
- Salir adelante de esa difícil situación.

Aunque Dios es soberano, y aunque posiblemente `sientas´ que tienes fe, hay factores que pueden impedir que recibamos respuestas a nuestras oraciones. Algunas de ellas pueden ser que tenemos motivos incorrectos en nuestro corazón; no es el tiempo oportuno; carecemos de confianza y una fe genuina o porque no somos hijos obedientes.

Es importante examinar el corazón

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad”. Salmos 139:23-24

Dios, por ejemplo, nos ama demasiado como para responder a nuestras oraciones en un momento fuera del oportuno. Si Sara hubiera tenido este entendimiento luego de finalizar su relación con John, tal vez hubiera tenido una actitud diferente y más esperanzadora, sabiendo que en un futuro cercano Dios la guiaría con madurez hacia una relación estable y sana.

Deleitarse en el Señor nos lleva a que nuestros deseos dejen de ser una lista de personas, cosas o circunstancias, y se convierta en `lo que tu dispongas para mi, señor´, procurando cuidar de nuestro corazón que únicamente Dios conoce a la perfección.

Tagged with , ,

No Comments